Nuestra historia

La nuestra no es una fábrica industrial, ni siquiera somos “grandes”. Ni queremos serlo. Somos una pequeña cervecera que nació de la pasión por las cosas bien hechas, a fuego lento y con mucho cariño. Creemos que la buena cerveza no se mide en litros, sino en momentos compartidos y en la calidad de cada sorbo.

No somos artesanos, simplemente nos gusta la cerveza , la buenas cerveza.

Elaboramos en pequeños lotes, no más de 30 litros por lote, porque así cuidamos cada detalle: desde la selección de las maltas y lúpulos hasta el tiempo justo de fermentación. No hay atajos, no hay prisas. Solo paciencia, dedicación y la búsqueda constante de sabores auténticos que sorprendan sin perder el alma de la cerveza tradicional.

Es muy simple:

• Naturalidad → solo usamos ingredientes nobles, sin aditivos ni artificios.
• Cercanía → trabajamos de manera local, apostando por la comunidad y el producto de proximidad.
• Creatividad → cada lote es una oportunidad para experimentar, innovar y ofrecer algo único.

Más que una bebida, lo que queremos compartir es una experiencia: ese instante en el que levantas el vaso, pruebas la primera espuma y sabes que detrás hay una historia hecha a mano.

Podemos pesar las maltas, el lúpulo… pero no podemos pesar el amor que ponemos en cada lote de nuestra cerveza.

Bienvenido a nuestra cerveza. Hecha despacio, para disfrutarse sin prisa.